miércoles, 28 de agosto de 2013

Resurrección

Anoche perdí mi vida tres veces sin darme cuenta, distraída,  y en cada resurrección recobré viejos poderes olvidados.

Cada resurrección me dejaba con un juguete enorme en el cual podía meterme, investigarlo. Me metía en cada hueco sucesivas, inagotables veces con un placer profundo, en cada juego entendía algo más del juguete.

La resurrección me brindaba un juguete nuevo pero me dejaba seguir jugando con los otros y a cada nuevo juguetote lo entendía gracias a que había aprendido muy bien a maniobrar alegremente mis otros juguetes preciosos y amados.

Preciosos, gigantes. Alucinada. Enamorada.


Mis juguetotes desparramados, desordenados, sin orden establecido, encontraban una nueva forma de ubicarse en mi vida y en mi cuerpo. Cada nueva resurrección, un nuevo juguete un nuevo desorden, cada vez más grande y más desastrosamente divertido.

No hay comentarios: